El Macondo de Gabo blog
domingo, 15 de junio de 2025
viernes, 13 de junio de 2025
Los viernes, al cine: Estrenos de la semana
Baltimore Tres kilómetros al fin del mundo
Estimados lectores de El Macondo de Gabo,
Hay películas que nos enfrentan a sistemas opresivos y otras que nos muestran cómo esos sistemas se filtran en lo íntimo, en lo familiar, en la piel. Esta semana, la cartelera abre dos ventanas al miedo y la resistencia: Baltimore, crónica contenida de una rebelión con pedigree, y Trei kilometri până la capătul lumii, un canto triste desde un rincón olvidado de Europa donde el amor sigue siendo una amenaza.
Imogen Poots encarna a Rose Dugdale, heredera de la alta sociedad británica que en los años 70 abrazó la lucha armada del IRA y acabó organizando el célebre asalto a la mansión Russborough para canjear Velázquez y Goyas por presos políticos. La película sigue las 48 horas previas al atraco: un “whydunit” emocional antes que un “heist” al uso.
Un thriller contenido, casi ascético, donde lo más explosivo no son las armas sino las grietas de clase y género que empujan a Rose a dinamitar su propio privilegio. Poots sostiene el film con una mezcla febril de idealismo y culpa; los directores Joe Lawlor & Christine Molloy filman con cámara nerviosa y luz otoñal, recordando que en la Irlanda de los Troubles el romanticismo revolucionario siempre olía a pólvora y a cárcel.
En un remoto pueblo del delta del Danubio, el adolescente Adi es brutalmente golpeado tras ser visto besando a un turista. Con la policía, el cura y hasta su propia familia alineados contra él, solo le quedan tres kilómetros de carretera para huir… o para enfrentarse al odio.
Emanuel Pârvu, representante de la vertiente nuevo cine rumano, filma en Tres kilómetros al fin del mundo, la que hace su tercera película, la homofobia como un pantano: quieto en la superficie, mortal en el fondo. Planos fijos, silencios largos y colores de postal que se pudren poco a poco hasta volverse pesadilla. No hay catarsis, sí un realismo que duele; el viaje de Adi recuerda que el exilio empieza muchas veces en la propia casa. Una de las películas más impactantes del reciente cine rumano.
Ir al cine no siempre es elegir una historia: a veces es elegir una postura frente al mundo.
Esta semana, Baltimore nos interpela desde las ruinas doradas del privilegio que se vuelve revuelta, y Trei kilometri până la capătul lumii nos deja sin aliento en una carretera donde amar es un acto de resistencia.
Estas dos películas —tan distintas en forma y fondo— se atreven a mirar de frente lo que otros prefieren callar. Y lo hacen desde la gran pantalla, allí donde el silencio se vuelve grito y cada plano reclama ser vivido en comunidad.
Así que no las esperen en casa. Abran la puerta del cine, siéntense en la penumbra y dejen que estas historias les sacudan, les incomoden… o, con suerte, les transformen.
Nos vemos entre butacas. ¡Disfruten del cine!
El Sr. Director de El cine de Macondo
domingo, 8 de junio de 2025
sábado, 7 de junio de 2025
viernes, 6 de junio de 2025
Los viernes, al cine: Estrenos de la semana
Sirat. Trance en el desierto Ballerina La casa al final de la curva
Estimados lectores de El Macondo de Gabo,
Esta semana, en los estrenos disponibles en la cartelera del fin de semana destacaremos tres propuestas cinematográficas que exploran diferentes aspectos de la condición humana: la búsqueda espiritual, la venganza estilizada y la obsesión desbordada.
El Sr. Director de El cine de Macondo
domingo, 1 de junio de 2025
viernes, 30 de mayo de 2025
Los viernes, al cine: Estrenos de la semana
Blindado La trama fenicia
Estimados lectores de El Macondo de Gabo,
Esta semana, el cine nos propone dos formas de encierro: una que asfixia y otra que libera. Locked, de David Yarovesky, es un thriller tenso que se apoya en la mirada cada vez más fantasmal de Anthony Hopkins; mientras que The Phoenician Scheme, la nueva rareza elegante de Wes Anderson, nos lleva al encierro más delicioso: el del artificio narrativo. Y esta vez, con música de Alexandre Desplat, ese orfebre de partituras que convierte cualquier historia en una sinfonía emocional.
En Loscked, el director David Yarovesky no presenta a Eddie Barrish (Bill Skarsgård), un ladrón de poca monta que, agobiado por problemas económicos y personales, busca desesperadamente una solución rápida. Al encontrar una lujosa SUV Dolus aparentemente desatendida, decide entrar con la esperanza de hallar algo de valor. Sin embargo, al intentar salir, descubre que ha quedado atrapado dentro del vehículo, que ha sido modificado con tecnología avanzada para convertirse en una celda móvil.
El propietario del coche, William Larsen (Anthony Hopkins), un médico adinerado con un pasado trágico, se comunica con Eddie a través del sistema de sonido del vehículo. William revela que ha diseñado el Dolus como una trampa para delincuentes, con el fin de impartir su propia forma de justicia. A lo largo de la película, Eddie es sometido a diversas torturas psicológicas y físicas, incluyendo descargas eléctricas, temperaturas extremas y manipulación emocional.
A medida que avanza la historia, se desvelan las motivaciones de William y el pasado de Eddie, llevando a un enfrentamiento final que pone a prueba los límites de la resistencia humana y la moralidad.
Wes Anderson es un arquitecto de cajas chinas. Cada película suya es una maqueta viva, una fábula que juega a parecer liviana mientras esconde abismos bajo el color pastel. En The Phoenician Scheme, Anderson se lanza a una trama de espionaje en el Mediterráneo, llena de dobles, maletines, pasadizos y un complot que parece escrito por un Graham Greene con síndrome de Peter Pan.
Y ahí están Benicio del Toro, Tom Hanks, Bryan Cranston, Scarlett Johansson.. Pero hay algo más: la música. Alexandre Desplat, habitual colaborador del director, firma aquí una de sus partituras más juguetonas y melancólicas, combinando cuerdas vibrantes con ecos de chanson francesa y ritmos orientales que refuerzan el sabor exótico de esta comedia de enredos.
Puede que uno entre al cine buscando algo distinto, y que Anderson parezca siempre el mismo. Pero basta detenerse en un plano, en una inflexión, en un arpegio de Desplat, para notar que bajo esa simetría hay emoción. Y de la buena.
Dos películas, dos jaulas muy distintas. Una que se cierra desde dentro, otra que se abre como un teatro de papel. Locked y The Phoenician Scheme nos recuerdan que el encierro también puede ser belleza… o advertencia.
Hasta la semana próxima, donde volveremos a observar por la mirilla del cine. ¡Disfruten del cine!
El Sr. Director de El cine de Macondo