viernes, 11 de julio de 2025

Los viernes, al cine: Estrenos de la semana

      

                         Tres amigas                                        La mercancía más preciosa




Estimados lectores de El Macondo de Gabo,

En el cine francés de hoy encontramos dos propuestas muy distintas pero hermanadas por su honestidad emocional: Trois amies (Tres amigas), un retrato íntimo de amistad y pérdida, y La plus précieuse des marchandises (La mercancía más preciosa), un cuento animado que recupera la dignidad humana en medio de un paisaje de cenizas.

Joan, Alice y Rebecca son Tres amigas y profesoras en Lyon, que ven trastocadas sus vidas tras varios amores cruzados, secretos al descubierto y una tragedia inesperada: la muerte de Victor, la pareja de Joan. Tres figuras femeninas, tres temperamentos, navegando por la culpa, el deseo y la lealtad.

Emmanuel Mouret firma lo que algunos califican como su obra más ambiciosa, jugando con una estructura de tríptico emocional donde una historia suele eclipsar a las otras. Y aún así, la narrativa se sostiene gracias a diálogos musicales y contenido sentimental bien calibrado. La ternura melancólica es constante, y el tono fluctúa entre lo simpático y lo desgarrador, como en una oda triste pero reconfortante. El reparto, con India Hair, Camille Cottin y Sara Forestier, ilumina cada plano con sutileza y verdad.

Durante la Segunda Guerra Mundial, una bûcheronne (leñadora) polaca halla a un bebé judío lanzado de un tren de deportados. Lo rescata y lo cría en medio de la guerra y la barbarie. Adaptado del relato de Jean‑Claude Grumberg, el filme narra esta pequeña gran historia de humanidad.

Michel Hazanavicius sorprende con su primer film de animación, íntimo e intenso como una fábula moral. El dibujo sencillo, casi en blanco y negro, recuerda a Grabado de Munch en su crudeza, pero esa línea se ilumina con la banda sonora y la narración de Jean‑Louis Trintignant. Es una película contenida, que habla de la Shoah sin mostrarla de frente, confiando en el poder de los símbolos y el silencio. Un canto de amor en medio del horror.

Ambas cintas, aunque dispares en estilo, confirman que el cine genuino no necesita efectos especiales: basta una palabra, un gesto, un trazo de tinta para hacernos recordar quiénes somos cuando todo está en juego.

¡Espero que estas dos propuestas interesen a nuestros lectores tanto como a mí! Nos leemos entre butacas la semana que viene. Mientras tanto, ¡disfruten del cine!


                                                                                                El Sr. Director de El cine de Macondo





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