Tres amigas La mercancía más preciosa
En el cine francés de hoy encontramos dos propuestas muy distintas pero hermanadas por su honestidad emocional: Trois amies (Tres amigas), un retrato íntimo de amistad y pérdida, y La plus précieuse des marchandises (La mercancía más preciosa), un cuento animado que recupera la dignidad humana en medio de un paisaje de cenizas.
Joan, Alice y Rebecca son Tres amigas y profesoras en Lyon, que ven trastocadas sus vidas tras varios amores cruzados, secretos al descubierto y una tragedia inesperada: la muerte de Victor, la pareja de Joan. Tres figuras femeninas, tres temperamentos, navegando por la culpa, el deseo y la lealtad.
Emmanuel Mouret firma lo que algunos califican como su obra más ambiciosa, jugando con una estructura de tríptico emocional donde una historia suele eclipsar a las otras. Y aún así, la narrativa se sostiene gracias a diálogos musicales y contenido sentimental bien calibrado. La ternura melancólica es constante, y el tono fluctúa entre lo simpático y lo desgarrador, como en una oda triste pero reconfortante. El reparto, con India Hair, Camille Cottin y Sara Forestier, ilumina cada plano con sutileza y verdad.
Durante la Segunda Guerra Mundial, una bûcheronne (leñadora) polaca halla a un bebé judío lanzado de un tren de deportados. Lo rescata y lo cría en medio de la guerra y la barbarie. Adaptado del relato de Jean‑Claude Grumberg, el filme narra esta pequeña gran historia de humanidad.
Michel Hazanavicius sorprende con su primer film de animación, íntimo e intenso como una fábula moral. El dibujo sencillo, casi en blanco y negro, recuerda a Grabado de Munch en su crudeza, pero esa línea se ilumina con la banda sonora y la narración de Jean‑Louis Trintignant. Es una película contenida, que habla de la Shoah sin mostrarla de frente, confiando en el poder de los símbolos y el silencio. Un canto de amor en medio del horror.
Ambas cintas, aunque dispares en estilo, confirman que el cine genuino no necesita efectos especiales: basta una palabra, un gesto, un trazo de tinta para hacernos recordar quiénes somos cuando todo está en juego.
¡Espero que estas dos propuestas interesen a nuestros lectores tanto como a mí! Nos leemos entre butacas la semana que viene. Mientras tanto, ¡disfruten del cine!
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